Este día me parece extraño, el sol no quiere jugar a las escondidas con mi mirada y las nubes enloquecieron, aunque no llueve; las personas agenas y conocidas no las veo igual, se perdieron en la monotonía, se dejaron absorver. Esos restos de mi alma de niña quedaron hoy colgados de las palabras del Padre: hoy es el día del cambio, el día definitivo.
La impotencia de mi ser entero dio paso a la firme esperanza de que se puede y ella verde reluciente, inunda mis sentidos, y especialmente inunda mi corazón.
Padre mío, Amor como no hay otro, sigue aquí conmigo, quédate a mi lado para siempre,amén.
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