El sol pidió permiso
y le fue concedido,
las nubes le hicieron la corte
y los rayos se abrieron paso
buscando la gélida tierra.
En ella, todo dormía,
el blanco azulado
reinaba en el desierto sin fin.
De pronto, la punta del primer rayo
posose sobre la más pequeña criatura:
la Rana de Hielo
y ésta saltó despertando del eterno sueño
y poco a poco
despertó... la vida.
Clara
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